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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

Silvio Rodríguez: La Traición a sus Fans

Por Julio San Francisco
http://www.juliosanfrancisco.com/

 

Cuando La Habana estaba llena de botas rusas a mitad de la década del ’60, Silvio Rodríguez se puso botas rusas.

Sus jóvenes e inquietos fans de entonces, en cuya primera fila estaba yo, creíamos que el naciente trovador se las ponía porque era un "orginal", un "diferente", "un raro", un "conflictivo" un "problemático" "un transgresor" y que, como otros jóvenes, utilizaba una indumentaria diferente para protestar, para oponerse a los desmanes y desmadres que ocurrían en Cuba.

No era así.

Silvio Rodríguez se ponía botas rusas porque eran las que se ponían los carceleros de Fidel Castro que en la trágicamente célebre cárcel de La Cabaña, comandada por Don Ernesto Che Guevara, en La Habana, habían enviado a los dominios de la muerte, en juicios sumarísimos, realizados por tribunales de fanáticos, no de letrados, a una cifra de cubanos que aún hoy no se ha podido cuantificar, porque eran las botas de los sedientos milicianos, las botas del nuevo poder.

Cuentan que en aquellos primeros años, aquel tribunal inquisitorial e iletrado, extremista, a veces, a pesar de todo, tenía dudas acerca de la implicación en "actos contrarrevolucionarios" de algún acusado más inocente todavía. Preguntaban entonces al Compañero Che qué hacer y el Compañero Che les pasaba una escueta notita escrita en la débil e insignificante hojita de un noble recetario de médico, con caligrafía de médico, que decía "Dale aspirina. Che". Traducida esta inocente y macabra frase quería decir "Fusílalo". Y el inocente era fusilado como Dios manda, al amanecer en La Habana.

Pero de nada de esto se enteró nuestro enterado hombre que canta, el Silvio que admira al Che Guevara calculador, frío y mediático que tanto provecho le sacó en Cuba al Canal 6 y al periódico Granma con sus fotos constantes de "hombre en trabajo voluntario con una carretilla de constructor". ¡Qué bonito! Y diabólico.

Escritor Virgilio Piñera

Nuestro enterado hombre que canta tampoco se enteró de que, años después, ese mismo Che Guevara visitaba una Embajada cubana en Europa cuando vio, abierto sobre la mesa del señor Embajador, un libro de uno de los escritores cubanos más grandes de todos los tiempos, Virgilio Piñera, pero homosexual. El legendario comandante argentino agarró presto el libro de Piñera y, dirigiéndose al Embajador, le preguntó "¿Qué haces leyendo un libro de este maricón en nuestra Embajada? Y, sin esperar respuesta, lo cerró y lo tiró al latón de la basura. ¿Qué añado después de esta monstruosidad? Nada. Paso a otro, pero el mismo tema.

Las canciones de Silvio son ambiguas, ambivalentes, anfibológicas, como todo el mundo sabe y cualquiera puede comprobar. Esta cualidad de sus textos nos tenía permanentemente confundidos a sus fans. Los que éramos jóvenes, inquietos y rebeldes siempre buscábamos en ellas –y las encontrábamos- connotaciones políticas, críticas al sistema comunista y especialmente al que hoy sabemos ídolo del trovador, o sea, a Fidel Castro. Así nos pasó con muchas canciones, pero hay una que refleja esto de la mejor forma. Me refiero a Ojalá. Durante muchos años estuvimos pensando que el disparo de nieve del autor estaba destinado al tirano cubano. Cuando este murmullo se hizo grito nacional Silvio Rodríguez, tal vez llamado a contar o por miedo propio, declaró presto a la prensa oficial cubana "No, me refiero a una mujer" Y toda la polémica terminó. Nosotros, a dormir con la decepción tenaz. Igual ocurrió con el tema Guillermo Tell, de Carlos Varela.

Músico Carlos Varela

Cuando el niño de la canción cogía la ballesta presto a disparar se formaba tremenda algarabía en el teatro. Todos los fans de Carlos Varela deseaban y creían que el disparo del niño era contra el tirano Fidel Castro. Al generalizarse popularmente esta interpretación, Carlos Varela tuvo que hacer lo mismo que Silvio Rodríguez: salir a declarar diligentemente a un periódico cubano que no, que se trataba de la lucha generacional de padres a hijos. Todo quedó zanjado con una cobardía más porque el trovador sí gozaba mucho realmente con la interpretación anterior, según contaron amigos cercanos a él.

Es que Silvio Rodríguez, un gran ambicioso y egocéntrico, a quien sólo le interesa el dinero (se dice que está entre los hombres más ricos de Cuba), a quien sólo le interesa la fama, no es capaz de correr ningún riesgo, ni por una causa justa, ni por un amigo, como su amigo Raúl Rivero, y menos por una canción popularmente mal entendida. Carlos Varela, tampoco. Eso, que en Cuba hemos tenido la desgracia de no contar con un Víctor Jara. En toda la historia de la Nueva Trova, que ya cumple como 30 años sosegados, no ha habido un trovador rebelde, todos han sido adocenados y oficialistas. Esa es la historia de este Movimiento creado por el castrismo para marketinzarlo, la historia del oficialismo y la aprobación al sistema, a todo lo que venga de arriba porque, para todos ellos, lo que venga de arriba siempre está bien, siempre hay que aplaudirlo y, si se aplaude mucho, delirantemente, mejor. "Más veces apareceremos en actos con el Comandante".

Músico Noel Nicola

Cuando yo era fans creía siempre que la canción era o para enamorar muchachas guapas o feítas, o para criticar al gobierno, pero yo era rebelde entonces y lo sigo siendo ahora. La Nueva Trova es un nido de complacientes y bien retribuidos. Hay quizás una excepción. Es el caso de Noel Nicola, de quien tengo el honor de ser amigo. Noel ha tratado de guardar el tipo, como decimos por España, de la mejor forma posible. Otros, más jóvenes, juegan a ser críticos porque tiene gracia, pero hasta que les enseñan los instrumentos, como a Galileo.

Raúl Rivero es uno de los mejores poetas y periodistas cubanos. Fundamos juntos, ya de paso de la disidencia hacia la oposición, en mayo de 1995, este poeta, otros periodistas y yo la primera agencia privada y libre en Cuba, Habana Press, desde la cual comenzamos a luchar, como se verá, bajo todo riesgo, por la libertad de prensa en nuestra patria y de una forma verdaderamente quijotesca y romántica, cosa que nunca haría un Silvio Rodríguez. Los admiradores de estos rebeldes de platillo y propaganda deberían saber que en mi país hay verdaderos rebeldes, pero están presos, cumplen condenas de hasta 20 años y resisten heroicamente en celdas tapiadas de un metro cuadrado. Son los conocidos 75 de la también conocida Primavera de Cuba. Entre ellos, mi amigo Raúl Rivero, como ya he dicho, y otro poeta, también íntimo amigo mío, Manuel Vázquez Portal, 24 periodistas más y el resto, hasta llegar a los 75, casi toda la oposición cubana que no tiene derecho a existir legalmente. Sería una buena, buenísima y hercúlea causa, que comenzaran a luchar por la libertad de estos románticos y quijotescos cubanos hombres de verdad. En Internet hay mucha información sobre todo lo que, con moderado optimismo, les cuento. Si buscan por Google "Raúl Rivero" o "Manuel Vázquez Portal" o "Primavera de Cuba" van a obtener mucho información y a enterarse de muchas cosas de las que no se enteran Silvio, ni Pablo, ni pléyade de altavoces que cantan.

Como les decía, poco después Raúl quiso fundar su propia agencia CUBAPRESS, también para luchar por la libertad de prensa en Cuba y terminó con su ternura e ingeniosidad, con su aguda inteligencia y con su turbión de afectos en el calabozo férreo y feo.

Poeta Raúl Rivero

En 1997 la policía política cubana me dio 30 días para salir del país, después de varios arrestos, uno esposado y golpeado, o me pudriría en la cárcel. Tuve que salir al destierro con una inscripción en mi pasaporte que textualmente dice "Permiso salida definitiva por un término de definitivo", como si Fidel Castro fuera eterno, pero la honrosa nota es una joya literaria de la policía política cubana. Llegué con un billete devaluado de 2 mil pesetas, regaladas por un cura español amigo en La Habana, a un país donde no me esperaba nada ni nadie. Nada extraordinario. ¡Las cosas que puede hacer y hace ese Fidel que algún lector de este comentario adora porque cree en la propaganda!

¿Pero que tiene que ver nuestro Silvio Rodríguez con esta historia? Pues miren, el gran poeta Raúl Rivero, considerado el mejor poeta cubano vivo en Cuba, es –o era, porque Silvio acaba de tacharlo de su lista de amigos con su lápiz siempre rojo- uno de los mejores y grandes amigos de Silvio Rodríguez, ese amigo de largas noches de juerga por las calles y los bares de La Habana y de enjundiosas tertulias en no menos largas noches en casas de amigos. Fidel Castro metió preso a Raúl Rivero hace un año, simplemente por hablar y escribir libremente, lo premió con 20 años de cárcel por el aporte de Raúl Rivero a la poesía y la Cultura Cubana. Recientemente la prensa le pidió opinión sobre el asunto a Silvio Rodríguez. El hasta entonces amigo del poeta marcó distancia enseguida de su amigo y esa amistad y respondió que Raúl Rivero estaba bien condenado porque había conspirado contra la Revolución. Silvio Rodríguez nunca hubiera hecho lo que hizo Víctor Jara. Silvio Rodríguez nunca hubiera estado dispuesto a perder las manos, la guitarra tal vez sí.

Ya yo no soy fan suyo, pero imagino que los actuales fans hayan alucinado al comprobar que éste es el concepto que tiene su ídolo de la amistad y los amigos. No puede esperarse otra cosa, claro, de quien, como Silvio, siempre se pone del lado de los fuertes, del lado de los poderosos, del lado del poder, en fin y en nuestro caso, del lado del tirano, como Embajador y Defensor Extraordinario y Plenipotenciario del Tirano en Jefe.

Durante esa misma primavera de arrestos de poetas en La Habana, Castro fusiló a tres negritos, jóvenes y humildes, de entre 20 y 25 años, que vivían en un también humilde barrio de La Habana. Sus madres se enteraron cuando lo leyeron por la prensa. Fíjense qué cosa más macabra y dolorosa. Estos muchachos, como amantes de la libertad, sin portar ni una pistolita de agua secuestraron un barquito en La Habana para escapar hacia la libertad. En el fallido intento no hubo ni un herido, ni la vida de nadie estuvo en peligro, pero Castro consideró que los tres jóvenes le habían entregado en bandeja de las que le gustan, de plata, la posibilidad de dar un buen escarmiento al resto del pueblo cubano, y los mandó al pelotón y paredón de fusilamiento en 72 horas mediante un juicio sumarísimo, en 72 horas se puede decidir en Cuba, o puede decidir Castro, la vida o la muerte de un joven cubano. ¿Cuál es la actitud de nuestro trovador de vanguardia ante estos fusilamientos? Está de acuerdo, la patria siempre en peligro, estaba en peligro¡¡¡

Supongo que con esto también estén muy decepcionados los seguidores de Silvio porque la pena de muerte es una aberración en cualquier lugar y más si se trata de jóvenes, y más si se trata de tres negritos cubanos indefensos y sin ninguna garantía constitucional, ni ningún apoyo internacional. Pero este hecho, igual que la traición y la deslealtad al amigo Raúl Rivero es tan asqueroso, cobarde y miserable que Silvio Rodríguez no merecería teatros y estadios llenos esperándole, sino miles de latones de saliva para derramárselos sobre su hipócrita guitarra, millones de abucheos a su imagen de hombre de éxito y de triunfador capitalista, que, desde su mansión y en su ínfima estancia en Cuba, nunca se ha enterado ni ha hecho por enterarse de la falta de libertad y la total miseria que sufre su pueblo cubano o, peor, las conoce perfectamente y es moralmente cómplice de ellas, cantador sobre las espaldas cansadas de un pueblo noble, de seres minimizados y sin poder hablar, sin razones para cantar, aunque tan noble que ríe por inercia, que baila por no matar. Mi país es el único del mundo que baila por no matar, que prefiere solucionar un diferendo con un buen son de Celia Cruz, o de Willy Chirino o de Gloria Estefan, o con una canción de Serrat, de Mercedes Sosa, o de Chico o de Fito.

En 1980 yo era novio de la cantante mexicana Amparo Ochoa, entonces la voz femenina más importante de la Nueva Canción en México. Uno de los viajes de Amparo al Festival Internacional de la Canción de Varadero coincidió con un cambio de presidente en su país y ambos estábamos muy preocupados por cómo sería el recibimiento que de regreso le daría en México donde, decía Amparo, todo puede ser tan rulfiano. Cuando terminó el Festival amparo regresó a su país y pasaron más días de los habituales sin que yo recibiera el habitual telegrama que ella me pasaba, "amor, llegué bien. Etc." Por aquellos días Silvio -que no era amigo mío, pero sí de Amparo- y yo coincidimos en la farmacia donde comprábamos, en I y 23, Vedado. Nos saludamos, le conté nuestra preocupación y le pregunté "¿Qué tú crees de eso?" La respuesta del trovador fue tan fría e inhumana como cada vez que se le plantea algo humano "Yo no me meto en esas cosas". Una vez más le di la espalda desencantado "de bares y cantinas", como dice el bolero.

Porcel
Músico Mike Porcel

El excelente músico y cantautor cubano Mike Porcel fue atacado constantemente por Silvio Rodríguez que, en este caso, actuaba como policía de la canción y el talento. El también cantautor Amaury Pérez no recibió mejores votos del trovador oficial cubano.

Así que hay muchos hechos, motivos y matices, todos diferentes, pero todos apuntan al mismo sitio: la inhumanidad de Silvio Rodríguez, el listo y bien comido vencedor de la Nueva Trova Cubana.
¿Por qué Silvio Rodríguez apoya a Fidel Castro? ¿No sabe de qué se trata? Nada de eso, pero en mi opinión Silvio apoya a Fidel Castro por lo peor que se puede apoyar a alguien: porque lo dejen en paz, por estar en paz y poder hacer su canción, por estar en paz y tener sus privilegios, su cielo, su playa y sus 20º cubanos que, la verdad, son deliciosos y se extrañan mucho, sobre todo desde el frío exilio.

No voy a entrar a decir que en Cuba hay un país donde lo único perfecto es el totalitarismo, ni denunciaré que en estos 46 años han muerto miles de cubanos frente al paredón de fusilamiento, ni podré enumerar los no sé cuántos cubanos que hay en las cárceles por opinar, ni daré a conocer que miles de jóvenes reclutas murieron inútilmente en las guerras internacionalistas africanas a donde los mandó Castro en contra de sus deseos, ni revelaré que tal vez nunca se sepa cuántos miles de cubanos han sido devorados por los tiburones en el Estrecho de La Florida en su intento por escapar de Cuba en frágiles balsas, ni expondré que por más de 40 años hay casi tres millones de cubanos desparramados por todo el mundo en un exilio de desesperación y provisionalidad, ni recalcaré que Castro gobierna Cuba desde hace 46 años sin permitir oposición ni elecciones libres, -auto eligiéndose de año en año él mismo y sus secuaces, ni levantaré la voz por los 26 poetas cubanos muertos hasta el día de hoy (antología de poesía cubana del exilio, editorial Betania, España) en ese exilio del que, como el protagonista de Kafka, nunca pudieron salir, ni daré la pista de que, en todo ese tiempo, el régimen cubano no ha publicado ni ha permitido que nadie publique en Cuba la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que no conocen los ciudadanos cubanos, ni tampoco daré señales de que en Cuba todos los medios de prensa son de un único dueño, un único magnate disfrazado de gobernante progre y de izquierdas que se llama Fidel Castro y es uno de los hombres más ricos del mundo, o sea, de derecha pura y rancia.

Silvio como Diputado en la Asamblea Nacional

Los interesados en Cuba, busquen todos estos datos y contrástenlos, pero sí les pregunto, ¿quieren esta realidad para su país, para ustedes mismos? ¿Pueden admirar y aplaudir a un cantautor que apoya tanta inequidad y absurdo? Les sugeriría que nunca creyeran en el discurso del poder, ni en las canciones de los que apoyan estos discursos. Aunque me duela decirlo, creo que todo el que se acerca a la política y al poder es, al principio potencialmente, al final indefectiblemente, un oportunista. Podrían encontrar un político honesto, pero uno, la excepción que confirma la regla.

El trovador de marras representa, justamente, todo lo que ustedes en el fondo odian, desprecian y no quieren, aunque componga buenas canciones, que eso sí que no se puede negar, pero Dios no siempre tiene tiempo para elegir a los buenos hombres y, sólo a esos, darles el talento, o a veces se equivoca. Recordemos que hubo grandes escritores que apoyaron el fascismo y se reventaron las palmas aplaudiendo a Adolf Hitler, tal vez por miedo, como creo que lo hace con Castro el autor de Ojalá.

Pienso que ustedes, que son rebeldes y seguramente jóvenes, deberían admirar y ser amigos del poeta cubano tras los barrotes Raúl Rivero, el más emblemático cubano de hoy, el mejor referente cubano para los ideales, la lucha y la justicia, el que incluso es un romántico. Él sí necesita vuestra amistad y vuestro apoyo, sobre todo después que lo abandonó su amigo Silvio. Busquen por Internet la poesía de Raúl Rivero y verán lo que es ser buen poeta y ser rebelde de verdad, luchador y defensor de causas justas, de verdad, como las que ustedes quieren, y no causas de colorines, mascarillas, micrófonos de 7 horas e invasiones que nuca llegan.

Raúl es mi amigo. Está preso. Necesita consuelo y yo no puedo escribir un libro como El Principito porque mi dura vida en el exilio me lo impide.

Jóvenes honestos y rebeldes, como yo lo fui un día, yo soy fan de Raúl Rivero.

Ya hace muchos años que yo no soy fan de Silvio. ¿Por qué? Porque hace muchos años que nos traicionó de la forma más vil, con su propia canción y bailando la fiesta que dijo no bailar.

Tampoco son ustedes los únicos confundidos. Tipos que admiro tanto como los españoles Joan Manuel Serrat o Luis Eduardo Aute, ambos muy conocedores del stalinsimo- todavía tienen el "valor" de cantar con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, que también pertenece a esta misma especie aunque casi no he hablado del autor de Yolanda. Por cierto, una publicación castrista cubana, claro, El Caimán Barbudo, una vez le preguntó al flamante Pablo Milanés qué era lo que más admiraba de Fidel Castro. Saben ustedes lo que respondió Milanés –yo lo leí y lo escribo textual- "Lo que más admiro del Comandante son sus cojones". Pablo Milanés igualmente ha apoyado la condena de mi amigo el poeta Raúl Rivero. Desde luego, para él es mucho más cómodo y rentable elogiar los huevos de un hombre que pedir la libertad de un poeta.

Y una sugerencia final: Nunca se acerquen, como Silvio y Pablo, al más poderoso ni al poder, acérquense siempre al más débil, con su limpia voz y la canción o el poema, hagan causa común con "el más prójimo", como decía el poeta español Antonio Machado, aunque los metan en la cárcel, como a Raúl Rivero, aunque los destierren y los conviertan en piedra, como yo. Y si no tienen valor para hacer esto, entonces enamórense solamente, que ya eso es bastante y los jóvenes enamorados no hacen daño ni apoyan causas fatales.
Lo más triste es que los fans de Silvio Rodríguez siempre piensan que es una cosa totalmente distinta a la que en realidad es.

Es preferible no tener canción preferida, si la conducta moral del autor es todo lo opuesto a la belleza de la canción, si es moralmente inconsistente y reprobable.

O busquen otro cantautor.

Y expresen su solidaridad a Raúl Rivero, insisto, el poeta cubano preso por luchar por la libertad de expresión, incluida la de ustedes. Confío en que le escribirán alguna cartita, -dos líneas bastan- aunque sea una simple y sincera cartita, que quizás nunca le llegue, pero ustedes la habrán escrito y así quedará grabado en el corazón de ustedes. A vuestra edad –recuerden que yo también la tuve- siempre marca para toda la vida escribir esa carta.

Finalmente, les digo que todavía sigo creyendo en aquel pequeño y viejo poema mío que tiene más de 20 años, que pertenece a mi libro inédito El séptimo toro de la tarde (poemas escritos en La Habana y Madrid) que tanto le gusta a mi amigo, el trovador español Fran Reca y que dice:

CREDO
Lucho
porque sé
que algún día
el más grande crimen
será pisar una flor.

Es una cuestión de calidad humana y de rigor intelectual: si no aparece otra canción bella y digna, entonces lo mejor es quedarse sin canción.


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