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| Semanario El Veraz | San Juan, Puerto Rico | |
Pornografía en Cuba: Un negocio floreciente

Por Marcia Cairo y Ernesto Pérez Chang

A pesar de las leyes que prohíben tanto la importación, la producción así como el consumo de pornografía en Cuba, los sucesivos escándalos que involucran a alumnos, profesores y hasta centros de estudios en todos los niveles de educación, indican que la pornografía es un tema importante en la sociedad cubana actual, a pesar de que no ocupa espacio en la prensa oficialista, mucho menos en charlas o programas educativos que hablen de la sexualidad.

A juzgar por tanto silencio, pareciera que en Cuba no existe la pornografía cuando en verdad todo indica que es un negocio floreciente, muy vinculado a la prostitución y a la necesidad de los jóvenes de encontrar fuentes de ingresos mucho más acordes con la realidad económica del país.

Se ha hecho habitual que circulen por internet o, en el caso de Cuba ―donde es muy controlado el acceso a las redes―, se vendan en algunos negocios privados de películas de todo el país, videos pornográficos de estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). En verdad es una especie de “pequeña industria” que va ganando espacios en reconocidos sitios digitales, al punto de que tanto quienes comercializan el producto como aquellos que lo consumen lo identifiquen con el nombre genérico de “videos de la UCI”, lo que equivale a una buena parte de la que pudiera llamarse “producción criolla”.

Al respecto nos habla el joven Iván Morales, que reconoce haber visualizado algunas de estas películas:

“Son los propios estudiantes que, para ganarse un dinero, ellos mismos filman las películas y, como tienen acceso a internet y saben cómo evadir el control, también las suben ellos mismos o en arreglo con los profesores, de eso no hay dudas. Yo tengo algunas en mi móvil, que me las han pasado amigos míos pero las puedes comprar por dos o cinco dólares a cualquier vendedor de discos. Claro, no puedes ir y dispararle a la cara, tienes que saber entrarle. Lo mejor es ir a una discoteca, ahí las encuentras fácil. O si tienes internet sin proxy las bajas en algunos sitios gratis. Si dices que buscas ‘videos de la UCI’, todo el mundo sabe de lo que estás hablando”.

Una estudiante de la UCI, que ha pedido no ser identificada, nos da testimonios personales de la realidad que se vive en ese centro de estudios:

“Tengo amigas que han hecho películas y las han subido a internet con ayuda de profesores. Sé que han ganado mucho dinero con eso y hasta tienen sus propias páginas. (…) Las hacen en sus cuartos. Hay muchas que también se anuncian desnudas y después vienen los extranjeros a Cuba y las buscan. Así ganan más que las jineteras. Yo una vez estuve a punto de hacer un videíto con mi novio y subirlo pero después me arrepentí. Él sí lo hizo con una de tercer año que es una loca y se ganaron trescientos dólares. Después de eso nos peleamos”.

No solo en la UCI la pornografía es un ejercicio habitual. Otras escuelas del país se han visto involucradas, como es el caso de la Secundaria “Desembarco del Granma”, en el Reparto Eléctrico, de donde han salido grabaciones y fotos que actualmente circulan en los móviles y tabletas de muchos jóvenes de la comunidad. Al respecto nos habla un estudiante de 9no. Grado al que entrevistamos a la salida de la discoteca de la localidad, después de verlo exhibir un video pornográfico en su móvil, a un grupo de adolescentes que luego lo compartieron en sus teléfonos:

“Tengo un yuma (extranjero) que me da 10 fulas (dólares) por una foto y 40 por un video. Yo y una jevita, claro. Todos son de mi aula, menos una que es de 8vo. (…) Dos o tres veces lo hicimos en un aula, en el piso, en las mesas. Hablamos con el custodio y nos quedamos después de las 6. (…) Le dimos 5 fulas. (…) Las otras las hemos hecho en casa de un socio (…). Hay otro yuma que siempre nos compra más barato pero es fijo. Todo lo que le damos lo compra”.

Por lo barato que resulta contratar a los “modelos”, muchos de ellos menores de edad, la capital cubana ha sido el escenario de filmación tanto de famosos pornógrafos como Kevin Slack, así como de administradores de pequeños sitios gay en internet que hasta ya exhiben apartados para los cuerpos desnudos de “cubanos de La Habana”. Sobre este nuevo “renglón turístico” hablamos con Javier y con Joel, dos jóvenes camagüeyanos que, como uno de ellos afirma durante la conversación, viven “de lo que venga”:

Nos dice Javier: “Cuando llegué a La Habana no tenía trabajo ni donde quedarme. Dormí dos días en un parque hasta que conocí a un yuma que me llevó para su casa. Yo tenía 17 años. (…) No nos acostábamos. Él solo me hacía fotos en el baño, desnudo, o en el cuarto, en la piscina, también íbamos a Mi Cayito (una playa frecuentada por gays al Este de La Habana). Siempre yo solo. (…) No sé si era para ponerlas en internet pero yo tampoco le pregunté. No sabía nada de eso. Así estuve hasta que él se fue. (…) Todo eso es normal. Lo que ahora sé es que si alguien quiere tirarme fotos tiene que pagarme. Y nada de 5 dólares, de 20 para arriba. (…) Hice un video para unos canadienses. Éramos tres chamacos y una jeva. Por ese nos pagaron 500 dólares a cada uno. (…) Un socio me presentó a unos españoles pero ellos querían darme solo 100 dólares y les dije que no. Era una película de maricones (…). Yo no tengo nada en contra de eso pero 100 dólares es una estafa, mira, yo vivo de lo que venga y hago lo que tenga que hacer pero no soy bobo”.

Por su parte, Joel nos da detalles de lo que sucede actualmente en La Habana:

“Es que no hay dinero. Y cuando tu llegas de Oriente, donde no hay nada, y ves que aquí en La Habana hay que luchar muy duro, cuando te dicen 5 dólares o lo que sea tú no estás pensando en si van a subir los videos a internet o no. Tú solo estás pensando en lo que te van a pagar. Después con los años uno aprende cuánto vale una cosa y la otra. Todos esos videos y las fotos circulan aquí en Cuba, la gente los tiene, y esto es así de chiquitico. Hay quien dice que no ve porno pero tú sabes que eso es mentira. Después todo el mundo sabe quién eres y lo que haces. Pero hay que vivir de algo, ¿no?”.

Negado a aceptar que ese prototipo de “hombre nuevo”, sin apetitos ni deseos individuales, sacrificado por la revolución en cuerpo y alma, ha sido un fracaso estrepitoso y que en verdad ha sido el socialismo el mayor obstáculo para que los jóvenes se desarrollen plenamente, el gobierno cubano continuará corriendo una cortina maltrecha sobre un tema que le resulta molesto no solo por incontrolable sino porque demuestra las dobleces del proceso político.


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