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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
LA MAFIA en CUBA, NO en Miami

Carlos Franqui

¿Qué es la mafia?

Según los diccionarios italianos la cuna y los orígenes históricos de la mafia fue Sicilia. La organización criminal surgió bajo los gobiernos borbónicos, como instrumento extralegal de regulación de conflictos sociales en una sociedad atrasada, con poderes ineficientes y corruptos, que asumió características criminales colegiándose con el poder político después de la unidad dd Italia en 1860.

Transplantada a Estados Unidos por emigrantes italianos de origen mafioso, la sociedad secreta dominó el crimen organizado, especialmente en el período de prohibicionismo alcohólico.

Transformada de agraria en urbana, la poderosa mafia italiana extendió su influencia del Sur al Norte de Italia, extendiendo la influencia del crimen organizado a la política, la construcción, los secuestros de personas, el contrabando y las drogas. La mafia se internacionalizó y en la época actual hay numerosas organizaciones criminales, como las del narcoftráfico colombiano, una de las más poderosas del crimen organizado, con la que colabora la narco-guerrilla en el uso de territorios, canjes de armas y, pago de peajes y otros.

Mafioso es sinónimo de criminal, gangster, delincuente, bandido y asesino. Hollywood ha hecho famosa la mafia con sus grandes producciones como "El Padrino", Lucky Luciano y muchas otras (por adversarios). En sentido figurado esta nefasta expresión se usa para desprestigiar a cualquier grupo de personas que dirigen las actividades de asociaciones culturales, económicas, políticas o sociales.

Castro y la drogas, El cultivo de la marihuana en la Sierra Maestra

Durante la lucha de guerrillas en la Sierra Maestra, en los años 1957-58, los rebeldes descubrimos una verdad mantenida por años en sordina en Cuba: en la Sierra Maestra y otras montañas se cultivaba la marihuana que se consumía en la isla. La Sierra Maestra era un sitio inhóspito, aislado, frecuente refugio de perseguidos, marginados, de campesinos sin tierra, de fuera de leyes y de clanes familiares y sociales.

En la Sierra todo era difícil, desde subir o bajar montañas a la más mínima actividad de sobrevivencia. La vida de las familias campesinas pobres, que no vivían en las inmediaciones serranas era dura y difícil. Excepto el cultivo del café o el cacao, la malanga y alguna vianda, todo cultivo en los terrenos de altos bosques y montañas era casi imposible. Para buscar el agua había que bajar, tomarla en ríos y riachuelos estrechos y de fuertes corrientes y después de tener el precioso líquido, subir con las vasijas a cuesta.

Allí no había hospitales, escuelas, cementerios, transportes o caminos vecinales transitables.

Entre los numerosos clanes familiares, el maás grande era el de Crescencio Pérez dirigente campesino con más de cien parientes. Crescencio era un patriarca, de barbas canosas, muchas mujeres y diferentes actividades.

Su incorporación al 26 de Julio, por gestiones de Celia Sánchez y Frank País, fue decisiva para la guerrilla a partir del desembarco de Granma en 1956. Una cosa eran el Pico Turquino o La Plata, zonas despobladas e inaccesibles y otras las inmediaciones más habitadas, cultivadas y transitadas.

A la llegada de la dirección de la clandestinidad a la Sierra, después del fracaso de la huelga de abril, cuando Castro aprovechó el momento para intervenir el movimiento de las ciudades con sus comandantes, paralizar sus acciones y asilar "a sus dirigentes, en el campamento de La Plata, descubrimos lo que para Castro y la guerrilla era un secreto a voces: los campos de cultivo de marihuana de la Sierra y su exportación a las ciudades."

Paradójicamente aquellos serranos que cultivaban la marihuana, o la transportaban a las ciudades, no la consumían.

La droga de la Sierra era el ron peleón fuerte y de baja calidad.

Faustino Pérez, líder de la clandestinidad, David Salvador, dirigente obrero, Marcelo Fernándezl y Carlos Franqui, integrábamos con Fidel Castro, esta dirección que nunca funcionó, "ni tuvo poder alguno pese a sus críticas, preocupado por la carencia de Instituciones, de leyes, no había allí ni siquiera un estado mayor, sólo el comandante en Jeje Fidel Castro y un auditor, el comandante Sorí Marín*, que aplicaba el código mambí sólo para asuntos penales, Faustino creó la Administración Civil de los Territorios Libres.

*Comandante Humberto Sorí Marín, auditor del Ejército Rebelde, Ministro de Agricultura del primer gobierno revolucionario en 1959, dle aque renunció en mayo de aquel año por inconformidad con la radical ley de Reforma Agraria aprobada por Castro, del que era viejo amigo de la familia. Detenido en abril de 1961, fue acusado de conspiración y fusilado.

La primera decisión de Faustino con nuestro apoyo fue prohibir el cultivo de marihuana en nuestros territorios y ordenar su destrucción. Fidel Castro lo impidió con el argumento de que: "Si prohibimos el cultivo de la marihuana, nos echaremos de enemigos a los campesinos y traficantes como enemigos y perderemos la guerra."

Sólo al final de la guerra, cuando ya abandonábamos la Sierra, pudo la administración Civil, legalizar la prohibición, sin que se puesiera en práctica.

Castro, iniciando lo que sería su pragmatismo, más allá de toda moral, permitió el cultivo de la marihuana con la que convivía desde principios de 1957, porque lo que le importaba era ganar la guerra y tomar el poder, sin preocuparse ni de los medios, ni de los fines empleados, para conseguirlo y mantenerlo.

Castro, siguiendo las prácticas de Marx y Lenin, terribles por las diatribas para desprestigiar a sus adversarios, usa de las peores calumnias contra los dirigentes del exilio cubano, a los que él y sus acólitos en el extranjero, insultan llamándolos "los mafiosos de Miami".

En las cárceles de EE.UU., están presos desde 1980, centenares de criminales, que Castro sacó de sus cárceles y envió a las costas norteamericanas, para desprestigiar a la fuga de los más de cien mil del Mariel, la más grande en la historia de América.

En la comunidad cubana del exilio, de más de dos millones de personas hay, como en todas partes, sus ovejas negras.

Pero en su inmensa mayoría esa comunidad exiliada ha creado cultura, riqueza y trabajo: miles de médicos, centenares de profesores universitarios, decenas de escritores, poetas, músicos, actores, ingenieros, técnicos, periodistas, comerciantes, empresarios, industriales, agricultores, han realizado fuera de su patria las obras prestigiosas que la dictadura castrista que destruye y empobrece a Cuba, le ha impedido de realizar en la tierra en que nacieron. La mafia cubana existe pero no está en Miami, es la de Castro y opera en Cuba.

En los más grandes procesos mafiosos de América, con la excepción del Panamá de Noriega, socio y amigo de Castro, jamás hubo un gobierno en que su más famoso general, el héroe de Africa, Arnaldo Ochoa, los generales Laguardia, jefes del Departamento de Moneda Convertible, un super Ministerio, según palabras oficiales, varios ministros y dirigentes y el Ministro de la Seguridad y jefe al cuidado de la vida de Castro, durante treinta años, noche y día, General José Abrahantes, fueran condenados a muerte o a largos años en un juicio monstruoso que probó al mundo la responsabilidad del gobierno totalitario de la isla y de Castro y su hermano Raúl, no sólo en el narcotráfico, en los secuestros, contrabandos, falsificaciones de dólares, en los asaltos a bancos y en el refugio en Cuba de notorios delincuentes internacionales, gangsters, mafiosos y terroristas de toda laya.

Los hermanos de la Guardia: los jimaguas fuera de serie

fragmento del libro: Memorias de un soldado cubano, de Dariel Alarcón Ramírez, ("Comandante Benigno"), compañero del Ché Guevara en Bolivia, publicado por Tusquets, Editores, 1997.

Tony De la Guardia, antes de trabajar en el Departamento de Monedas Convertibles (MC), no había hecho ningún negocio de cocaína, sólo allí comenzó a dar los primeros pasos. Su actuación estaba totalmente autorizada por José Abrantes Fernández, ministro del Interior, quien no hacía nada en absoluto sin que Fidel lo supiera, y siempre le informaba a Fidel –eso lo oí muchas veces— de todas las cosas que estaba haciendo Tony De la Guardia, y Fidel indicaba a Abrantes puntos de detalle para orientar a Tony.

También había otros elementos: ¿por qué Tony De la Guardia tenía prácticamente acceso libre, por lo menos semanal, a la oficina del Comandante? Y, cada vez que se le antojara, le bastaba con llegar allí como él solía hacer, echándole el brazo a todo el mundo y preguntando: Bueno, qué, mis socios, ¿cómo están? ¿Cómo está la cosa, cómo está el picado? Oye, si el Uno está ahí, dile al Uno que necesito verlo.

Así se expresaba él, porque Tony de la Guardia era un tipo bastante campechano y jaranero, en su forma de decir las cosas como de actuar era también muy espontáneo, pero llegaba allí con un poder que nos extrañaba. Porque normalmente se entendía que la ayudantía de Fidel Castro tenía un poder jerárquico, lo mismo a un ministro le mandábamos sentarse a esperar, pero eso no valía respecto a Tony de la Guardia. Del mismo modo que Arnaldo Ochoa solía llamar a Fidel "el Caballo", Tony lo llamaba "el Uno". Y Fidel de inmediato lo hacía pasar. En esas entrevistas yo casi nunca participaba: como que no era una reunión, sino una entrevista directamente en el despacho del Comandante, yo no tenía nada que ir a buscar. Todo aquello me sorprendía sobremanera.

Cuando el asunto salió a la luz, Fidel preguntó: "¿Pero quiénes son esos hermanos de la Guardia?". Esa frase no la usó únicamente para con los de la Guardia, sino también con una serie de compañeros, cuando le parecía que ya habían dejado de cumplir su rol histórico, eso más o menos significaba: "Ya que ahora no me sirves para nada, ¿para qué te quiero?".


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