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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

Los Chavitos

Por Esteban Casañas Lostal

-¡Qué no es cuento Genaro! Nosotros los gusanos somos muy apasionados. ¡Aquí nos tienes! Todo lo que venga del viejito es rechazado, no importa si es bueno o malo, siempre que venga de él estaremos dispuestos a criticarlo. ¡Ahora mismo! Al viejito le ha dado con esa matraquilla de los chavitos. ¡Coño! Dejen al pobre viejo que sea feliz, total, si ya le falta poco. ¡Pues no! Enseguida salta la gusanera a criticarlo, el pobre, es un incomprendido. Yo no sé de qué se alarma la gente, como si los chavitos fueran nuevos. De verdad, después de estar cuarenta y cinco años comiendo… bueno, un poco tarde, pero se le ha ocurrido algo genial. Puede que sea la primera vez, en fin, no te canso con tanta trova. ¡No te hagas el bobo Genaro! Sabes perfectamente que ya tenemos una moneda más fuerte que el dólar. ¿El peso mexicano? Eso es papel sanitario mi consorte. ¡Y agárrate! Tú sabes que cuando él se pone pa’las cosas no se detiene, de ésta nos echamos también al Euro.

¡Coño! ¿Sabes de quién me acordé ahora? Ya sé, ya sé que no eres adivino. ¡Compadre! ¿No te acuerdas de Armando? Siempre estás perdido. Mi socio, te hablo de Armandito el contramaestre. Ya ves como te acuerdas de él, claro, como estamos hablando de plata. ¡Qué clase de bateo la del socio con aquel cabo! Ya ves, es verdad lo que dices, si al viejito se le hubiera ocurrido esa idea en aquellos tiempos, el pobre Armandito, y que Dios lo tenga en la gloria, me imagino que deba estar en esa parte del cielo donde existe una buena candonga. ¿Te acuerdas? Era cardiaco al bizne aquel blanco.

No digo yo si sufrió el socio. A cualquiera le pasa Genaro. ¡No jodas! Que si ves subir a la gente de la Seguridad del Estado con la lancha del Práctico tú también te cagas. Era una jodedera, a esa hora no había para donde tirar las cosas, y Armandito era uno de los más embarcados, tú sabes que él no podía moverse de la proa. Todavía me lo imagino todo cagado con el billete de cien fulas en el bolsillo. Aparte de todo, el blanco era un filtro, que Dios lo tenga en la gloria coño, pero en la parte donde se hagan negocios.

Ese blanco era un cabrón de la calle, ¿no te acuerdas lo que hizo?, claro que sí Genaro. Lo que sucede es que ya te patina el coco y eres duro para reconocerlo. Fíjate que en esa testarudez te pareces al viejito. Te lo recuerdo para que veas que soy tu socio, eso sí, ésta es la última vez, mañana te lo grabo en un CD para el futuro. ¡Consorte! Que cuando comenzamos a dar los primeros cabos al muelle, Armandito, cabrón de la calle al fin y al cabo, agarra y desencorcha una parte del cabo de amarre y entre ellos mete bien oculto su billete. ¿Ahora si te acuerdas cabrón?, el lío fue al día siguiente. ¡Ná! Llego yo muy sabrosón a las siete de la mañana. ¡Claro que sabrosón, anormal! Ya había estado en la casa y regresaba con los tanques deslastrados. ¡Hummm! No sabes el alivio que se siente cuando se suelta todo eso que obstruye hasta la mente. Yo sé que están lejos del cerebro y no tienen nada que ver, pero es así, la acumulación de toda la navegación te convierte en bruto, agresivo, padeces de insomnio, etc. ¡No me desvíes la conversación compadre! A lo que iba, voy caminando por el muelle y veo a Armandito en la proa cambiando un cabo. ¡Coño!, me llamó la atención porque ese cabo era nuevo.

-¿Qué pasó con el cabo Armandito? El tipo me hizo una seña con el índice derecho, lo rotó en sentido horario y comprendí el mensaje. Luego me daría una explicación en privado porque estaba en presencia de otro marino que era militante. No le di mucha importancia y continué mi recorrido hasta el camarote. A eso de las diez de la mañana me asomo por la portilla de mi salón y veo a Armandito que continuaba en el castillo de proa sentado. La intriga me consumía, bueno, ustedes saben que a los cubanos no nos gusta el chisme, pero nos entretiene. Me fui para la proa.

-Armandito, ¿Cuál es el misterio, consorte? De verdad que era mi socio, pero coño, aquella mirada que me dirigió era peor que la de cualquier enemigo. Yo sé que el tipo se encontraba desesperado y gotas de sudor de un centímetro de diámetro corrían por su rostro, pero como Primer Oficial merecía una explicación. No encontraba lógico tener sentado al contramaestre del barco tres horas en la proa descorchando un cabo de unos 150 metros de largo.

-¡Cojones, compadre! Que cuando subió el tipo del aparato con el Práctico, yo tenía un billete de cien fulas y tuve que clavarlo entre las cuerdas de este cabo. Yo no sé si era sudor o lágrimas que salían de sus ojos, no podía ocultar su grado de desesperación y opté por no preguntarle más nada. El infeliz tenía las manos enrojecidas y solo había revisado unos treinta metros de aquel infinito cabo.

-¿Ya ves lo que te digo Genaro? Si al viejito se le hubiera ocurrido este invento hace veinte o treinta años se hubieran evitado muchos contratiempos. Tú sabes que Armandito era buen socio, que Dios lo tenga en la gloria coño, pero en la parte del cielo donde se hagan negocios para que el socio sea feliz y se busque algo, que para eso era un luchador aquí en la tierra.

¿Y Laura? ¿No te acuerdas de Laura? Cuando yo lo digo, mañana mismo te grabo el CD. ¡Asere! Aquella socita que vino de otro país, ¿ya te acuerdas?, tienes buena memoria cuando te da la gana. ¡Claro que es ella! ¿No te acuerdas de aquel bateo donde le mataron al marido cuando atacaron el palacio? ¿Sí? Ya ves, ella era mi ambia. Se volvió más cubana que la mejor, bueno, no tanto. No te olvides que era alérgica al agua y sus chamas tenían unos collares de churre del carajo. ¡Ná! Que se puso pa’las cosas también. ¡La corrompieron Genaro! En el patio todo el mundo se corrompe, todo el mundo inventa, todo el mundo lucha. ¡Coño! Pero no se puede negar que esa blanca era de ley, y como resolvía. Ya tú sabes que ella podía andar con fulas, pa’eso era extranjera. Pero la tenían marcada con el lío ese de comprar en las diplotiendas y luego revender. Ese día estaba fatal, ¿qué te cuento?, salió en un carro particular del Seaman Club y a las pocas cuadras un Lada del aparato les hizo señas para que se detuvieran. La blanca le dijo al chofer que se hiciera el sueco y avanzara unas cuadras más pa’que le diera tiempo. ¿Tiempo a qué? Le preguntó el chofer muy asustado. Tú sabes que la gente del patio de solo ver esos carritos color café con leche y el letrerito de G2 se cagan. ¡Tiempo para clavarme los fulas, coño! Le gritó la blanca al socio y aquel no tuvo más remedio que obedecer. Allí mismo hizo un rollito con los billetes y ya sabes, vagina que tú conoces. ¿Qué te cuento Genaro? A los cubanos que iban en el carro los dejaron guardados y a ella la soltaron. Laurita era la llama, pa’suavizar la cosa se jamó a uno de los instructores, parece que al tipo le gustó o ella tenía musiquita. Bueno, hay que aclarar también que el tipo era palestino.

Pa’no cansarte Genaro, esa noche, cuando la soltaron, Laurita fue para mi casa a devolverme unos fulitas que yo le había dado para que me hiciera unas compras. ¡Coño! Estaban húmedos y no pude contener la curiosidad, ya sabes que no nos gusta el chisme, pero nos entretiene. No, no tenía peste, ¿qué raro eh?, no tenía esos parásitos que agarraban las mujeres en el patio. ¡Por suerte! Porque yo soy más escrupuloso que el carajo. No es fácil vivir en ese país, ya te digo, si al viejo se le hubiera ocurrido esta idea mucho antes, la gente se hubiera ahorrado contratiempos. ¡Tarde! Yo sé que es tarde Genaro, pero tenemos que darle un voto de confianza, fíjate que el viejito resiste y sigue hablando del futuro, lo que pasa es que la gente no lo comprende.

Te imaginas a Cuba con una moneda fuerte, pero fuerte de verdad, no como el dólar que se tambalea. ¡Coño Genaro! Tampoco así, eso tiene tremendo mérito y hay que ser justos, honor a quien honor merece. ¡Fíjate lo que dijo! Ya hay una pila de capitalistas cambiando sus dólares en chavitos. ¡Esperemos! ¡Esperemos! ¿Te acuerdas del negro Agustín? El pobre, que Dios lo tenga en la gloria, ojalá se encuentre donde haya trapicheo de billetes. Eso era lo suyo, no se buscaba mucho, pero vivía. Qué fatal se puso, eso tuvo que ser un chivatazo. Y la jana que se bailó el pobre negro, bueno, y no se jamó más porque ese día andaba ligero. Como quiera que sea Genaro, los años en el talego tienen la misma equivalencia a la de los perros, no te olvides que cuando andan por los quince es como si tuvieran ochenta. Así mismito los sueltan del tanque, no sirven para mucho. ¡Coño! Ojalá que Dios tenga al pobre negro en la gloria, pero que lo tenga donde haya bizne. Ya me lo imagino rodeado de angelitas blancas, ¡mira que era piolo!. ¡Se jodieron! Se jodieron mucha gente en estos 45 años, pero hay que tener fe Genaro, ya lo dijo Alvarez Guedes, todo el que tenga fe se salvará.

¿Tú te imaginas que el billete de nosotros sea tan fuerte y que en América lo adopten como moneda de este continente? Eso es lindo Genaro, nosotros los cubanos con una moneda fuerte y que pueda ser continental, ¿por qué no?, ¿no lo es el Euro?, ¿sabes lo que eso representa? ¡Coño Genaro! Eso sí que es mérito, te imaginas eso, un pueblo que se ha estado limpiando durante cuarenta y cinco años con el órgano oficial del Partido y se aparezca ahora, así, de la noche a la mañana con una moneda fuerte. Eso es pa’respetar Genaro, y pa sentirnos orgullosos del infeliz viejito, yo soy gusano coño, pero honor a quien honor merece.

No se puede ser tan extremista Genaro, hay que “dialogar”, es mejor hacerlo ahora que todos los capitalistas están cambiando sus dólares por los “chavitos”. Tienes razón, yo sé que es un poco tarde, pero coño, hay que ser tolerante, ya sabes que el viejito se cae y marea a cada rato, algo es algo, ¿no? ¿Te imaginas a Chichi yendo al mercado a comprar con sus chavitos? Ya no la discriminarán por negrita y por no tener familiares en la comunidad. ¡La misma Margarita! ¿Te la imaginas en su jineteo por el malecón y rechazando los dólares de los turistas? ¡Eso es tener dignidad nacional Genaro! No se puede ser tan radical con el viejito, ya lo dijo Álvarez Guedes.

¡Y el mismo Bush! Tendrá que cambiar las leyes y controlar a las mulas cuando regresen de Cuba para que no le llenen el mercado de chavitos. ¿Y Chávez? Ya me lo imagino tratando de convertir la plata de la OPEP el “petrochavitos”, tú sabes que a este burro no hay que darle mucha cuerda. ¡Hasta el mismísimo camarada Zapatero! Deja que el Comandante le toque las teclas, querrá sacar al Euro de España, que pa’eso fuimos su colonia. ¡Oye Genaro! Mira que me rompo la cabeza, ¿qué quedará del tísico Zapatero si le quitaran el traje? ¡Claro que sí mi socio! Es voz nada más.

Hay cosas que me preocupan, no creas que todo será color de rosa, habrá que convencer a Lula. Ya sabes, los brasileños tienen complejos de potencia y este tipo no es como Color de Melo. ¿Cuántos problemas se hubieran ahorrado en América si al viejito se le hubiera ocurrido esta idea hace veinte años? Escaparía hasta el mismo Menen, o Laura de América con el lío de Montecinos. El mismísimo Escobar, porque no serían narco dólares, estaría ahora mismo vivo porque traficar con los chavitos no sería ilegal. Bueno Genaro, la historia sería extensa y habría que incluir a Ochoa, no descarto que Noriega también escaparía, en fin, hay que avisarle a la viuda de Arafat para que lave la imagen del pajarraco y le construyan una biblioteca como la de Clinton, eso sí, sin el tabaco.

¿Qué como defenderán esa moneda? No te entiendo Genaro, ¿de qué me hablas?, ¿de fondos internacionales?, ¿de oro?, ¿de economía? De verdad que contigo no se puede hablar, no dejas de ser intolerante y vertical. ¡Genaro, ya lo dijo el viejito! Hay que confiar, ¿no viste la última mesa redonda?, el pueblo está dispuesto a defender su moneda hasta la muerte, es una cuestión de dignidad nacional. Ya verás como se convocan marchas del pueblo combatiente


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