El Veraz 
Portada
Audio y Video
Los 10+
Raíces
La otra Cara
Documentos
Reconciliación
Estadísticas
Victimas Cubanas
Galería de Puerto Rico
Isla del Encanto
Galería de Cuba
La del Turista
La del Cubano
Rostros Cubanos
Nostalgia Cubana
Búsqueda
Buscar en ¨El Veraz¨
Internacionales
Sitios de Puerto Rico
Sitios de Cuba
Artículos anteriores
Artículos anteriores
Divulgue la verdad
Imprimir Articulo  
Envie Articulo  
A Favoritos  
| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

No son tiempos de Yarini

Llevaba sombrero de castor carmelita oscuro y saco de dril blanco, pantalón a rayas, zapatos amarillos. Estudiaba con cuidado, a veces durante horas, su melena recortada, partida exquisitamente a la izquierda y con un mechón de pelo encrespado sobre la frente. Atrevido y soez como las caras esencias con que se perfumaba, hacía alarde de un arte especial para rendir a las mujeres y una mano muy dura para controlarles el dinero.

Más de nueve décadas después, la imagen casi mítica de Yarini, machazos tradicionales de porte señorial y hábitos perdularios, poco tiene que ver con la realidad de los hombres y mujeres que viven hoy de explotar la prostitución ajena.

El especial proxeneta cubano de hoy se acerca más al origen gitano de la palabra chulo, que significa cuchillo. Es eso, un incisivo truhán, un típico sinvergüenza que finge muchas veces una manera de ser pública por conveniencia profesional, y al mismo tiempo la desmiente con la conducta privada.

Aunque pudiera serlo, no es necesariamente un maceta, sino más bien un buscón que se dedica a la caza de posibles clientes para proponerles chicas de insuperable belleza, o un oscuro auxiliar de equipajes, portero, ascensorista, chofer de taxi o de Lada particular, guía o bailarín de una dependencia turística que organiza a las prostitutas, las representa y las introduce en los hoteles con fachada de modelos y masajistas. Por diez dólares que le dejan caer en el bolsillo, para hacerse de la vista gorda en el parqueo del aeropuerto, donde el que paga propone sin recato un programa turístico alternativo al recién llegado. O los que saben que su vivienda rentada sirve de solapado burdel y hasta disponen de servicio de cafetería, restaurante, videos pornográficos y sábanas limpias por precios que oscilan entre los quince y ochenta dólares diarios, según la demanda.

El Regi

– ¿Cómo te ganas la vida?

– Luchando de muchas maneras. Cambio dólares, jineteo, compro y vendo películas porno, consigo niñas...

– ¿De todo?

– De todo. Especialmente contacto gente, y «cuadro» fotos, que son una manera bastante limpia de hacer plata. A un italiano, el otro día, le reuní un grupito para eso. Nos fuimos para Varadero, aunque no estuve directamente en el asunto -me cuido la cara, oíste-. Esa sesión me dejó 500 dólares. También tengo un socito español, un viejo homosexual que vive hace tiempo aquí y al que le gustan los pepillos. Es una mina. Le busco los muchachos y él paga bien.

– Muchachos, ¿de qué edad?

– De 13 a 15 años, más o menos.

– ¿Cómo logras que se presten para eso?

– No los engaño. Les digo que si quieren un jeans tienen que ser amables con el viejo y hasta puede que se les peguen otras cosas. Se los digo clarito: Yo sólo pongo el pan en esta historia.

– ¿Y eso qué significa?

– Las putas hacen el pan, se acuestan con el yuma. A mi me toca ponérsela al extranjero como a él le gusta, lo mismo blanca que negra, hembra o varón. Les disparo a la cara, pero cuidándome, cuidándome bien.

– ¿De qué manera puede cuidarse uno en este ambiente?

– Por ejemplo, no metiéndose en asuntos de trata de mujeres. El otro día conocí aun portugués que quería diez jineteras para un negocio en grande fuera de Cuba. En eso no me meto ni loco, porque ellas mismas te echan pa’lante cuando se descubre todo. Y eso es fácil, pues quién no se da cuenta con tanta gente yéndose para un mismo lugar, en un mismo avión e invitada por la misma persona. Hay quien no tienen idea de cómo es este país y se creen que es jamón hacer aquí un negocio de ese tipo. Ahora está muy difícil la entrada a los hoteles, pero por treinta dólares un portero que conozco me deja pasar a un cabaret, donde es fácil proponer negocios entre gente de billete... Por supuesto, yo no me regalo. Si ando con un extranjero, me tiene que acompañar en el turistaxi hasta la casa y por otro lado, hay que tener chispa para elegir y para poder después estrallarse sin problemas contra una shopping. «En esto también hay que darse su lugar. Aparentar decencia, familia en los Estados Unidos que manda dinero, etc... La apariencia es muy importante. Uno vale lo que aparente, y olvídate de lo demás.»

– ¿Has tenido problemas con la policía?

– Tengo expediente de peligrosidad por una bronca con un jinetero, que quería cogerse para él sólo el Triángulo de las Bermudas (la zona del Hotel Cohíba, el Riviera y el Cupet de Paseo y Malecón). Aprendí la lección. El que se mete conmigo sabe a lo que se expone, pero ya no me dejo provocar. Hace poco un chulo quiso hacerme competencia. Le pagué doscientos dólares a unos socios y le dieron tantos golpes que todavía debe estarse acordando.

– ¿Drogas...?

– De eso no hablamos, muñeca, porque ahí sí que le parten la vida a cualquiera.


Inicio | Puerto Rico | Cuba | Internacionales | La otra Cara | Cartas de Cuba | Conózcanos
© Fecha de Fundación 30 de Julio 2003 El Veraz - Derechos Reservados