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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
La Educación en Cuba Socialista.

 Por el Prof. Rafael Rodriguez
ralachi@hotmail.com

 

Hablar de la Educación, reconocida como el proceso de instrucción y de creación de valores éticos y morales, en la Cuba comunista es una tarea bien engorrosa y compleja. Hacerle entender a cualquier persona lo que ha sucedido con esta actividad social tan importante y como ha sido manipulada en Cuba es muy difícil y de hecho hacer un estudio serio y profundo conlleva mucho tiempo y dedicación.

Algún día, Dios mediante, emprenderé esa tarea, ahora solo pretendo hacer un breve recuento que permita entender que la cacareada educación que el gobierno cubano promulga como uno de sus grandes logros no es mas que una de las vías de sometimiento a las que son expuestos los cubanos.

Durante 30 años formé parte del sistema de educación cubano, desde el nivel de aula hasta el nivel de provincia, fui partícipe de todo el proceso de transformaciones de la educación cubana, como alumno primero y como pedagogo después, hasta el año 2003 estuve en esa actividad. Tengo casi todos los elementos de cómo funciona la educación en Cuba.

El sistema de Educación y el sistema de Salud fueron desde el primer momento las actividades de valor social que la Revolución triunfante priorizó. Comandantes del Ejército Rebelde de toda la confianza de Fidel Castro fueron puestos al frente de ambas carteras. No fue casualidad que se priorizaran estas dos actividades, son las mas dolorosas de las sociedades subdesarrolladas. A la vez que le hacen ver al pueblo las buenas intenciones de la Revolución las utilizan como una vía para comenzar el régimen doctrinario de una nueva ideología. Esa fórmula, para ellos muy vigente, la vemos  hoy, a 46 años de ser aplicada por Castro, en Venezuela. Son como patentes de corzo para violentar los derechos más elementales con que viene al mundo cada ser humano.

En Cuba el primer paso fue nacionalizar el sistema educativo. Inmediatamente pasó a ser propiedad del estado, se crearon escuelas, cientos de escuelas, entre ellas los cuarteles del antiguo ejército de Batista como muestra del futuro de paz y de tranquilidad que prometía la Revolución. Nuestro ingenuo pueblo no se percataba como se creaban también miles de prisiones para reprimir cualquier intento contra el nuevo régimen. Se eliminaron las escuelas de corte religioso y se declaró el carácter ateo de la educación cubana, se convirtió en un estigma ser religioso de cualquier denominación que no fuera la ” marxista”, si, porque se trató que la devoción por Dios que sentía la sociedad cubana pasara a profesarse por Fidel Castro. Se crearon planes emergentes de Maestros como la Escuela Anton Makarenko, Minas de Frío y muchas más. Jóvenes de las provincias orientales de Cuba fueron arrancadas de su tierra natal y traídas a La Habana en base a un Plan del gobierno para ser educadas en  oficios, muchas de esas demoraron muchos, muchos años para volver a ver a sus padres, otras no los vieron jamás.

Se pretendía contrarrestar la prostitución y otras malas prácticas de esas jóvenes en sus pueblos. Habría que ver lo que ocurrió en las zonas de Miramar y en los albergues donde vivían, y que eran las residencias de los ricos del antiguo régimen. Miles de casas y valores se destruyeron en aquella locura en nombre de la educación y que no fue más que la creación de antros de corrupción. Aunque a decir verdad lo que quería el gobierno se cumplió, de allí salieron los primeros nuevos revolucionarios, educados en la destrucción, la corrupción y el irrespeto por todo lo que no les pertenecía.

Para las nuevas escuelas hacían faltas nuevos maestros. Los anteriores existentes no tardarían mucho en percatarse de las nefastas intenciones del nuevo gobierno y no responderían a sus intereses. Miles de jóvenes deslumbrados por los “héroes” rebeldes se presentan voluntariamente para desarrollar la Campaña de Alfabetización con la cual se pretendía alfabetizar en solo unos meses a miles de cubanos. Luego de este primer paso comenzaron los planes masivos de formación de maestros emergentes que salían a impartir clases sin ninguno o muy poco nivel técnico y con un mínimo de conocimientos de las asignaturas que debían impartir, pero, eso si, con el nivel de fanatismo que el Comandante requería para iniciar el proceso de destrucción de valores de la sociedad y de la familia cubanas.

En 1969 comenzó el vía crucis de la juventud cubana con la inauguración de las primeras Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC) y posteriormente los Institutos Preuniversitarios en el Campo (IPUEC).

Estas escuelas constituyeron, y constituyen todavía, la base del sistema educacional cubano y, paradójicamente, son la mayor evidencia del fracaso de ese sistema. No podía ser de otra manera dada la falta de razonamiento científico – pedagógico y social con que fueron concebidas, sólo se tuvo en cuenta una valoración política, bien retrógrada por cierto, pero que ha sido la que ha primado en Cuba para todo lo que se ha hecho, sin ánimo de exagerar, hasta para inseminar una vaca.

Las ESBEC se constituyeron tomando como fundamento una concepción martiana que decía que un niño debía...“manejar por la mañana el cuaderno y por la tarde la azada” donde el Apóstol resaltaba el valor del trabajo en la formación del ser humano. Nunca, en ninguna parte de su extensa obra dijo que eso debía hacerse totalmente desvinculado de su familia y desarraigado de su hogar y del lugar donde nació. Muy pronto este sistema de escuelas en el campo se llamó la concepción martiana - marxista de la educación.

Veamos, sin ánimo repito, de hacer un análisis muy profundo, donde radicaban las principales dificultades de este absurdo sistema.

Es bueno decir, para conocimiento de las personas que no tuvieron contacto con aquello, que los niños ingresaban a las ESBEC con ¡11 – 12 años!, con esa edad eran separados de su familia. ¿Qué características tiene el desarrollo psicológico de un niño de esa edad, totalmente dependiente de sus padres? Nunca se analizaron a la hora de establecer esas escuelas, o más bien, se obviaron. Lo que ocurría con esos niños únicamente lo sabemos los que trabajamos en aquellas escuelas y que en aquel momento apenas nos percatábamos de lo que estaba ocurriendo, de hecho, teníamos unos pocos años mas que los mismos alumnos, sólo cuando fuimos madurando nos dábamos cuenta del desastre en que estábamos participando.

Los niños llegaban a la escuela con cierta motivación y con cierta alegría. El ingreso a la Escuela en el Campo era aceptado en principio por ellos como una aventurita, todos sabemos que a esa edad los niños son muy dados a las aventuras sin mirar, desde luego, mucho más allá de sus narices. Cuando pasaban unos días, pocos días, la aventurilla comenzaba a hacerse pesada; se extrañaban a los padres y hermanos, la comida que hacía la mamá, su cama, el barrio, la posibilidad de jugar luego del regreso de la escuela. Se unía a la nostalgia por su casa y familia, ya de por si suficiente para crear una crisis emocional en el niño, la agresividad del medio. En la escuela había niños de todas las extracciones sociales, familias desde delincuentes hasta religiosas, el robo de las propiedades era inmenso, a veces estimulada por las mismas familias que carecían en sus casas de los recursos que se le entregaban a los niños en la escuela como toallas, sabanas, mosquiteros, tenis, zapatos etc. Generalmente los niños mas grandes, mas fuertes y los de actitudes mas negativas, provenientes de familias con grandes problemas sociales eran ubicados como jefes de albergues que llegaban a funcionar como verdaderas galeras de prisiones aplicando castigos a los demás niños como tenerlos formados, parados en atención hasta altas horas de la madrugada, golpizas, limpieza de baños y cientos de castigos mas que una mente infantil retorcida, con la anuencia de los adultos que dirigían la escuela, podía crear.

A esta situación le agregamos el régimen escolar que se orientaba implantar y que para que fuera educativo debía ser “férreo”, levantarse a las 6.00am, desayuno de 6.15 a 6.45am, inspección hasta las 7.00am, un acto político llamado matutino a las 7.05am, clases a partir de las 7.15 AM para una mitad de la escuela que inicialmente eran de 520 alumnos, la otra mitad para el trabajo agrícola, estos regresaban entre 10.30 y 11.00am y si tenían agua se bañaban y se preparaban para almorzar y comenzar las clases a la 1.00pm. La otra mitad, o sea la que estaba en clases terminaba a las 12.05 PM, almorzaba y salía para el trabajo agrícola, regresaba a las 4.30 PM, se bañaban y comenzaba el estudio a las 5.30 PM hasta las 7.30pm. A esta hora comenzaba la comida que a veces terminaba sobre las 9.00 PM. A las 10 PM era oficialmente la hora de dormir, pero, a esa hora comenzaba a funcionar un submundo de abusos, robos y agresiones entre ellos mismos que a 35 años de implantado ese sistema educativo ha llegado al extremo de cobrar decenas de vidas de esos niños a manos de sus propios compañeros, también por accidentes de camiones y carretas en los que se trasladan al campo, caídas de los aleros de los edificios mientras se trasladaban a los albergues de hembras en busca de relaciones sexuales o simplemente a observar desnudas a sus compañeras, ahogados en ríos y presas cercanos a la escuela etc. Se pueden mencionar muchos problemas mas que decoraban el mundo de las ESBEC y los IPUEC y que un niño de entre 11 y 17 años tenía que enfrentar como por ejemplo profesores y otro personal de aseguramiento sin la adecuada preparación que hacían atrocidades y que eran activos elementos del proceso de corrupción que se desarrollaba en las escuelas donde la promiscuidad sexual era horrenda y la descomposición moral inmensa, la mala calidad de las construcciones cuyas instalaciones hidráulicas, sanitarias y eléctricas solo funcionaban unas semanas y cuando mas unos meses, todos los edificios tenían filtraciones por los techos, paredes, pisos y las heces fecales navegaban dentro de los dormitorios y pasillos. Los equipos instalados eran de países del área socialista en su mayoría, por lo que eran de pésima calidad y se rompían sistemáticamente. A principios la comida era aceptable, cuando pasaron unos años se convirtió en un desastre.

Con el paso del tiempo las escuelas se fueron deteriorando y ya el gobierno no tenía, como al principio, recursos para arreglarlas y los cursos iniciaban en un estado desastroso, los niños desde que llegaban iniciaban una verdadera guerra por sobrevivir. Muchas de estas escuelas tuvieron que ir cerrando y los alumnos reubicados en las que aun mantenían mínimas condiciones lo que provocó entonces un fenómeno de hacinamiento en que escuelas concebidas para 520 alumnos llegaron a tener 700 y más. Hoy muchas de estas construcciones abandonadas y vandalizadas, donde solo queda el hormigón, se levantan en medio de los campos de cítricos, también abandonados y destruidos, como mudos testigos del fracaso de un sistema educacional que no sólo no educó a nadie sino que destruyó todos los valores morales y éticos de generaciones enteras pero que hoy sigue siendo reconocido por los absurdos fanáticos del gobierno como un logro de la educación cubana, lógico, siendo una idea de Fidel Castro nadie se atreve a criticarla.

Miles de niños, obviamente, desertaron de las escuelas, no podían resistir esas condiciones de vida. Esas cifras eran manipuladas, nunca se decía la verdadera y se hacían todo tipo de presiones incluida la represión sobre los niños y los padres que permitían que los hijos abandonaran las escuelas, llegaba el dramático momento en que los padres tenían que elegir entre perder al hijo o hacerle frente a la represión que podía derivarse de llevárselo de la escuela lamentablemente no pocos prefirieron perder al hijo.

Esas son, a grandes rasgos las características, del programa insigne de la educación cubana, pudiéramos decir, desde el punto de vista material, ese era el medio donde se desenvolvían los niños, ahora bien ¿cuáles eran las verdaderas motivaciones de la implantación de este sistema?, ¿por qué esa enfermiza idea de separar a los niños de su familia a tan temprana edad?

El gobierno de Castro, muy irónicamente, reconoce en la Constitución que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y donde se gestan las primeras y más importantes influencias educativas en los niños. Sólo que parece que la vida infantil concluye a los 11 años de edad y que a partir de ahí ya la familia cubana no esta apta para seguir educando a los niños, ya a partir de esa edad el núcleo fundamental de la sociedad son las escuelas que es lo mismo que decir que el gobierno.

Como decía, detrás de la creación de las ESBEC y los IPUEC y detrás de todo el sistema educacional cubano lo que hay es un interés político. Se supone que mientras mas corta sea la influencia de la familia en los niños mas larga será la posibilidad de llevar a cabo lo que allá se llama trabajo político e ideológico y que no es mas que el proceso de adoctrinamiento marxista que existe desde que surgió el comunismo como sistema. Ellos consideran a la escuela como la vía idónea para lograr que las futuras generaciones mantengan el sistema y por tal motivo es donde mas tiempo deben permanecer. En las escuelas se desarrolla lo que se llama el Plan de Actividades de Desarrollo del Trabajo Político e ideológico y en el cual se plasman y desarrollan todas las campañas políticas que los ideólogos del gobierno inventan, la mayoría de ellas inspiradas en conflictos reales o ficticios con los Estados Unidos. Estas sórdidas campañas se desarrollan a través de actos, reuniones, plenos, conversatorios, estudios de discursos, la TV y el video etc. Son realmente absurdas y obsesivas y para tranquilidad de muchos, están bien lejos de lograr lo que el gobierno quiere, realmente la juventud las odia y participan en ella porque no les queda otro remedio y el no hacerlo los estigmatiza para en un futuro aspirar a carreras universitarias. Con esas campañas orquestadas a lo loco, sin un análisis psicológico de hasta donde puede provocar rechazo esa reiteración de lo mismo, ni cuan contraproducente pueden ser dado que la política no forma parte de los intereses de la infancia ni de la adolescencia, el régimen está, como dice el refrán, comprando soga para su propio pezcueso. Soy testigo de las expresiones de los jóvenes cada vez que son citados para un acto político. Últimamente se ha tomado la modalidad de anunciar que, luego del acto, va a actuar un grupo musical de popularidad que logre que los jóvenes asistan y se mantengan en el acto. Es claro que todo lo que se repite aunque sea bueno, que no es el caso del trabajo político e ideológico, llega a aburrirse.

La esencia de todo está en que el sistema educacional cubano siente que es mas importante y mas necesario para los niños que su propia familia y sobre esa base actúan, separándolos desde la mas temprana edad posible de una influencia que, para el gobierno, puede ser cada vez mas negativa en la medida que mas cubanos se van percatando del engaño a que han sido sometidos. Hace 3 cursos comenzó un plan, en este caso con las secundarias básicas urbanas, porque Castro consideró que los niños estaban saliendo muy temprano de la escuela y se dedicaban a “mataperrear” en la calle y orientó que los alumnos no salieran a mediodía de la escuela sino que estuvieran en ella hasta las 5.00pm. Como no tenía forma de darle un almuerzo (por falta de recursos debido al bloqueo imperialista ¡bendita justificación!) sencillamente le da una merienda constituida por un pan con una especie de fritura dentro y un vaso de 5 oz. de yogurt de soya, esto en la edad del desarrollo físico, cuando un niño necesita la mejor alimentación.

De todas formas los planes no le han salido a Castro y sus ideólogos como ellos lo habían concebido. La creación del “Hombre Nuevo” inspirado en el ejemplo del Che Guevara (Dios nos salve) y que no iba a ser mas que un incondicional autómata dominado por una élite seleccionada por el propio régimen se fue a pique con la caída del campo socialista, toda su educación con su sistema doctrinario, incluida la superioridad del socialismo, se convirtió en una bufonada de la cual se ríen hoy hasta los mismos niños. Aunque Fidel Castro se deshizo tratando de darle una explicación lógica a la hecatombe socialista sólo logró convertirse en el hazmerreír de los cubanos y del mundo entero.

La Juventud cubana ha desarrollado un mecanismo de defensa mediante el cual sus oídos se cierran cada vez que comienza un acto político, no importa quien lo presida, y los vuelven a abrir cuando comienzan a sonar los compases del grupo musical por el cual estuvieron allí todo el tiempo. Durante mi época como trabajador de la educación en Cuba, sobre todo en los años posteriores al 1996, cuando concluía un acto, minutos después, llamaba a algunos estudiantes y les decía....”háblame brevemente de algunos temas de los que se refirió el principal orador de la actividad” era increíble que ninguno recordaba, sólo balbuceaban frases incoherentes que se mantenían en algún remoto lugar de su subconsciente. Eso lo repetí muchas veces y salvo mínimas variaciones siempre obtenía el mismo resultado. Lo repetí en varias escuelas y siempre con las mismas respuestas, pero lo interesante era que cuando le preguntaba a los profesores, que se suponía que después analizaran el discurso con los alumnos, estaban casi en las mismas.

En fin, es claro que las campañas van a seguir, cualquier bobería es buena para ello pero ya ni estas ni la cacareada acción político-educativa de los docentes que, me consta, en su inmensa mayoría tampoco creen en Fidel ni en el socialismo podrá hacer mucho por levantar la deteriorada imagen de un sistema que exhibe como un gran logro del socialismo venderle, a 46 años de su triunfo, una olla eléctrica a la familia cubana.
La imagen de la Revolución Cubana y de su sistema educativo, principal vía de trabajo político e ideológico, es la de un anciano balbuceante agitando tontamente una banderita de papel, el deterioro de ambos va a la par.

El profesor Rafael Rodríguez es un exilado cubano residente en Puerto Rico quien salio de Cuba el año pasado y trabajo como Director de Escuela Superior en Cuba por 30 años.


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