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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
La Paranoia

Por Claudia Marquez Linares
Claudiadecuba2002@yahoo.com

Divide y vencerás, es el leitmotiv del régimen cubano.
No dejemos que nuble nuestras mentes y desvié nuestra energías.

Gran sorpresa ha sido para mi encontrar, al igual que en Cuba, la paranoia en la mente de algunos cubanos.

Allá en la Isla, cualquier empecinada negativa actitud de algún “opositor” enseguida nos hacia comentar con nuestros compañeros mas cercanos si el fulano era de la Seguridad del Estado.

Durante años, sobre todo antes de marzo del 2003, en que el propio régimen sacara a la luz a los chivatos, nuestras especulaciones y paranoias estaban en todo su esplendor en la disidencia interna. Debo confesar que todo disidente, al menos una vez en su vida, desconfió de su compañero mas cercano. Algo, que a veces nos sumía en la tristeza y el pesimismo, o nos hacia apartarnos de proyectos políticos o determinados grupos o movimientos.

La paranoia en Cuba cundía nuestras vidas. Mientras el gobierno se jactaba de culpar al exilio y señalarlo como una marioneta de la CIA nuestras mentes se sumían, a menudo, en elucubraciones sobre quienes estaban trabajando para el aparato o quienes simplemente ejercían su derecho a pensar diferente.

Cuando algún líder del exilio se destacaba en su posición firme contra la dictadura enseguida aparecían sendas Mesas Redondas para tildarlo de agente de la CIA y de esta forma manipular la escasa información que llegaba al cubano de a pie.

Pensé que al llegar al exilio podía descansar de la duda generalizada. Pero también la he encontrado. Lo mismo en cubanos recién llegados como en aquellos que toda su vida ha transcurrido fuera de la patria. La cizaña y la duda hacen sus estragos en artículos periodísticos, programas radiales, entre cubanos jóvenes y viejos, de derecha o centro, sin importar la manera en que interpreten la realidad cubana.

Al parecer, las técnicas que utiliza la Seguridad del Estado en Cuba para sembrar la duda entre los opositores algunos cubanos exiliados la han adoptado como modus operandi. Constantemente muestran su desacuerdo con líderes de la disidencia interna, con disidentes recién exilados o con cubanos que se destacan en las diferentes organizaciones del exilio.

Como cubanos que amamos nuestra patria cada uno debemos analizar nuestras conciencias y evitar ese mal habito que carcome tanto a la disidencia interna como al exilio de Miami. Por suerte, es una ínfima minoría los que piensan que desde un teclado pueden acabar con una figura política o con un proyecto de la disidencia al interior de Cuba.

Amparados en nombres vacíos de organizaciones o fundaciones inexistentes pretenden mediante artimañas lingüísticas confundir a los lectores. Por suerte, a estas personas mal intencionadas nadie les hace caso.

Al contrario, tanto en Cuba como en el exilio siempre, al final, logran relucir las voces autenticas que verdaderamente aman a Cuba y estarían dispuestos a sacrificar su libertad por tal de verla libre.

Entiendo que en la democracia la crítica es parte sana en el ejercicio de la libertad. Diría que imprescindible. Pero cuando viene de personas malintencionadas que demuestran desconocimiento de la realidad cubana causa pena e indignación.

Cuando estos susodichos se proyectan desde una cómoda posición acusando de agentes a los que al interior de Cuba se enfrentan cada día al régimen comunista y ponen en riesgo sus vidas y la de sus familiares; su posición la tenemos que catalogar de absurda, vacía y sin sentido.

No se trata de criticar por criticar. Ni de sembrar la duda contra los que alzan sus voces pidiendo libertad tanto en Cuba como en el exilio. Hay agentes, es cierto. Pero, por suerte, no son mayoría. Dejemos que sus propias conciencias acaben con su tranquilidad.

Nosotros, sigamos con nuestros modestos esfuerzos, unidos por una Cuba libre.

Divide y vencerás, es el leitmotiv del régimen cubano.

No dejemos que nuble nuestras mentes y desvié nuestra energías.

Notas del Editor: Coincido plenamente con el artículo, también para mí fue sorpresa descubrir que fuera de Cuba las personas actuaban exactamente igual y sin motivos reales con esa paranoia que ya es tan cubana como las palmas.

Porque es así en Cuba para toda la población, todo el mundo sospecha del otro, será no será y es lógico en un país donde ser informante se convirtió en la segunda profesión , además de ser maestros, médicos, ingeniero, zapatero etc.

En esa profesión de informante paralela, también se obtenían reconocimientos, se escalaban posiciones en detrimento de la desgracia de un compañero.

Pero incluso en Cuba, ya esa paranoia va disminuyendo, a la gente le importa poco si el vecino es o no de la seguridad del estado, si es o no informante. El chivato perdio todo su valor en la Bolsa de Valores.

Ahora lo último es que estando fuera de Cuba, estando en Libertad, siendo dueño de sus pensamientos, las personas continúan siendo esclavos mentales de Castro y no acaban de romper las cadenas.

Es así para el cubano que se fue de Cuba en cualquier época. Muchos dicen ¨uno es dueño de lo que piensa y esclavo de lo que habla¨... yo no estoy de acuerdo con eso definitivamente... porque con esa forma de pensar lo que va a conseguir es que el cerebro se le vuelva idiota... hay que ser Dueño de lo que se piensa y Dueño de lo que se habla.

Es lógico que si usted esta conspirando para matar a Castro, sea paranoico... pero si usted es un ser que no esta haciendo en la concreta nada de eso, es inconcebible que actué con esa paranoia y ese constante miedo.

Esa es una forma carneril de actuar, porque es completamente ilógico y no ayuda en nada.

Esas expresiones paranoides se ponen de manifiesto precisamente cuando alguien tiene una opinión diferente a la que esta acostumbrado a escuchar el exilio, pretendiendo sobre todo acallar a esa opinión diferente.

Si se critica al exilio por errores cometidos, (que a propósito, en mi opinión personal, la critica no es ni destructiva ni constructiva… es simplemente critica, que usted asume constructiva o destructivamente), porque el exilio no es infalible ni nada que se parezca, mucho menos perfecto, entonces surgen expresiones carneriles de: Ese debe de ser de la seguridad, mmm ese… a ese lo mando Castro. Es hasta cierto punto trágico y cómico al mismo tiempo.

Yo no tengo que estar a cada momento: Juro por mi madrecita que estoy en contra de Castro, juro por Dios que soy anticastrista, como si estuviera pidiendo permiso para poder hablar, criticar.

Vivimos en democracia, en libertad y podemos decir los que nos venga en gana… o se va a seguir como en Cuba… que cuando alguien quería criticar algo decía… Pues como dijo nuestro Comandante en Jefe… y ahí soltaba todo lo que quería decir.

Osea en Cuba no hay Democracia… los que estamos fuera vivimos en democracia y si queremos una Cuba realmente democratica, tenemos que empezar esa democracia estando fuera... aunque los cubanos de cualquier latitud y democracia como que no se llevan de la mano, los cubanos son repitentes de esa asignatura llamada Democracia.

Pido sinceramente a Dios que no me suspenda como a los demás que llevan más de 40 años viviendo en Democracia y siguen suspenso.

En mi caso personal me preocupa bien poco ese paranoidismo y sus opiniones, demuestra sobre todo que ese paranoide continua siendo carnero y esclavo del castrismo.

Se debe de confiar… y otra vez confiar hasta el día que se demuestre lo contrario.

Jorge Felix
Editor del Semanario ¨El Veraz¨


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