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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
Homosexualidad y Ancianidad en Cuba

Por Regino Rodríguez Boti

La Homosexualidad en los ancianos y ancianas se manifiesta como una realidad silenciada y difícil, escasa en la literatura especializada y poco estudiada. En la bibliografía consultada no se encontró reporte de investigaciones sobre homosexualidad y ancianidad en Cuba.

¿Qué es la homosexualidad? El término homosexual fue utilizado por primera vez en 1869 por Benkert en Alemania y Hungría y curiosamente fue un traductor quien lo introdujo en la lengua inglesa en 1892 al traducir a ese idioma un texto alemán de Psiquiatría. Con rapidez desplazó a otras denominaciones como: amor griego, pederastia, sodomia, uranismo e inversión sexual. Homo u Homeo son formas prefijas del griego homoios y quieren decir: semejante, igual, del mismo significado, de ahí que se consideren homosexuales a los individuos cuyas preferencias y orientación del placer erótico-sexual están dirigidos a personas de su mismo sexo durante un tiempo significativo.

Es oportuno recordar la expresión inglesa gay, que se utiliza tanto en el lenguaje coloquial como académico para nombrar la homosexualidad masculina. Este término es preferido por los homosexuales por estar exento de la idea de enfermedad y por significar una ideología, un estilo de vida, una posición y digna ante la comunidad y la sociedad. Las mujeres gay se denominan comúnmente y aún en la literatura académica, lesbianas. La profundidad actual sobre el origen de la homosexualidad es insuficiente por lo que se omiten consideraciones al respecto.

En diversas civilizaciones y momentos de la historia la homosexualidad se ha considerado como: Un don, un periodo juvenil del desarrollo, un pecado, una debilidad moral y un vicio, una desviación ideológica, un delito que puede justificar la reclusión o la pena de muerte, una perversión sexual enfermiza, o como un estado minoritario variante de la normalidad.

En la época victoriana, Krafft Ebing, pionero de la Sexología, y portador de los conceptos moralistas de su tiempo, postuló que cualquier conducta sexual que se apartara de la simple realización del coito en el marco del matrimonio, sin otros juegos o estimulaciones sexuales que modificaran este rígido patrón entre la pareja heterosexual, debía ser considerada como patológica y causa de las mas profundas aberraciones y trastornos mentales, entre las que se incluían el homosexualismo y la masturbación.

Si bien varios autores clásicos de la sexología de este siglo, como Kinsey y Masters y Jonson, entre otros, demostraron a través de largas investigaciones que tanto estas como otras manifestaciones de la vida sexual son inocuas y, en muchas personas, necesarias para su realización plena, aún continúan siendo el centro de debate y la preocupación de muchos, aunque a otros les parezcan pasadas de moda.

La orientación sexoerótica (hacia quién se dirige el deseo, la atracción, el impulso, los pensamientos e intereses sexuales) distingue tres dimensiones o categorías a saber: heterosexuales, bisexuales y homosexuales. Son múltiples los factores que condicionan esta orientación y van desde los genéticos hasta los psicológicos o sociales, y rigen la selección de la pareja sexual. La heterosexualidad ha sido y es la pauta del comportamiento sexual predominante y esta orientada hacia individuos del otro sexo. La persona bisexual tiene la capacidad de responder sexualmente y mostrar atracción e interés por sujetos de uno u otro sexo con un gradiente muy notable de alternancia y equivalencia. Las personas homosexuales dirigen sus preferencias, necesidades y sentimientos sexoeróticos de forma sostenida y resuelta hacia personas de su mismo sexo. Todas estas formas de orientación sexual constituyen una impronta esencial y vital para sus portadores.

Uno de los logros más significativos de la liberación sexual de los años sesenta es que se pueda discutir y analizar el tema de la homosexualidad con libertad, sin temor a la represión social. Durante poco más de veinte siglos los homosexuales fueron uno de los grupos humanos más sometidos a la marginación, al maltrato, a la tortura y, lamentablemente, a diversas tentativas de tratamientos que muchas veces causaron más problemas que soluciones.

La homosexualidad no es una rareza sexual ni una perversión o una desviación sino una condición humana cuya prevalencia varía entre un 2 y un 10 % de la población total, aceptándose que el grupo de las lesbianas oscila entre un 2 y un 4% de las mujeres, y los homosexuales masculinos entre un 4 y un 10% de los varones. Son por lo tanto, un grupo con gran representatividad en el mundo, que merece toda la atención y respeto.

En Sexología se describen condiciones que algunos autores denominan pseudohomosexualidad o falsas homosexualidades como: las prácticas homosexuales transitorias del niño y el adolescente, los conflictos homosexuales del hombre heterosexual, la bisexualidad, el afeminamiento de algunos varones heterosexuales o las masculinización de algunas mujeres homosexuales, el travestismo, el transexualismo, las absurdas ideas obsesivas con temas homosexuales y las ideas delirantes esquizofrénicas de contenido homosexual.

¿Qué es la homofobia? Este fenómeno tiene en su génesis dos vertientes que a veces confluyen: la social que consiste en el miedo a la homosexualidad generado en algunas sociedades o grupos sociales por la moral antihomosexual, que consiste en el odio, el miedo y/o la huida ante los gays y las lesbianas; los estereotipos sexuales, tabúes y mitos machistas refuerzan la homofobia en su modalidad social. La otra vertiente es la personal, que se expresa a través de pensamientos, sentimientos o conductas que implican también repugnancia, burlas o agresiones a los homosexuales, y puede basarse a en el temor a una condición muy afín y personalmente muy cercana. También la homofobia de un individuo pueden entrar en conflicto con el deseo y las preferencias homosexuales personales, originándose un conflicto autohomofóbico que cuando no es resuelto de forma oportuna y apropiada puede llagar al pánico homosexual, la depresión, el autorrepoche y la culpa, el deterioro de la autoestima, al conducta disocial, el abuso de sustancias u el suicidio.
Hernández J.C. (México1994) describe e identifica algunas formas sintomáticas de la homofobia:

1. Miedo irracional y persistente, sutil e inconsciente, hacia la homosexualidad o lo que la recuerde.
2. Persistente miedo y ansiedad irracional a ser percibidos por los demás como homosexuales.
3. Exagerada sensibilidad para localizar a los homosexuales.
4. Excesivo sentimiento de ser perseguido por homosexuales (paranoia homosexual).
5. Irracional y persistente obsesión por lo anal.
6. Profundo miedo y angustia de ser en realidad homosexual, aun si serlo.
7. Agresión a personas homosexuales o que lo parezcan.
También se ha descrito una clasificación psicológica relacionada con la homofobia y la forma en que esta afecta al individuo:
1. La homosexualidad egosintónica: Los homosexuales egosintónicos son los que asumen su variable u orientación sexual sin trastornos personales consigo mismo o con el medio social en el que se desenvuelven.
2. La homosexualidad egodistónica: Los homosexuales egodistónicos son los que sufren trastornos por causa de su preferencia homosexual, ya que no se aceptan a sí mismos como tales.
3. La homosexualidad sociodistónica: Los homosexuales sociodistónicos son aquellos que sufren trastornos por causa del rechazo social.

La Homosexualidad en Cuba

A mediados de los noventa el equipo de investigaciones sociales realizó un estudio que titularon “Acercamiento al fenómeno del homosexualismo en Cuba (exploración inicial)”, con el objetivo de recopilar información suficiente que permitiera un enfoque científico y no discriminatorio de la homosexualidad en ese órgano de prensa.

Para su realización partieron del elemental principio del libre derecho de cada ser humano a decidir sobre como expresar su sexualidad y no ser juzgado por ello. Los datos y comentarios siguientes son tomados del referido estudio.

Muchos homosexuales cubanos viven en un ambiente hostil, marginal, lleno de incomprensiones y de burlas. No son pocos los adolescentes que caen en la desesperanza cuando confirman sus inclinaciones supuestamente anormales en su orientación sexual y tampoco son pocos los que llegan, incluso, al extremo de intentar el suicidio por miedo a enfrentar las consecuencias sociales de sus preferencias sexuales.

La actitud de la población cubana hacia la homosexualidad parece estar condicionada por las mismas influencias que predominaron en la formación histórica de la familia y las costumbres. Una vez aniquilada la población autóctona de la Isla, la cultura hispánica se impuso para regir la vida, las normas de convivencia y las relaciones sociales. La Inquisición llegó a condenar y a quemar a en la hoguera a diecisiete homosexuales. La familia cubana, descendiente directa de la española, reprodujo su esquema patriarcal de dominio absoluto del hombre sobre la mujer. El machismo se arraigó tanto que pasó de ser una cualidad del hombre a convertirse en patrón de conducta transmitido de generación en generación asumido, en muchos casos, por las mujeres. Se enraizaron los valores sexistas en la educación de los hijos y se sistematizaron conductas estereotipadas que reforzaban las diferencias entre varones y hembras.

En esas condiciones donde predominan lo masculino como eje y centro de poder es imposible aceptar la idea de hombres poco hombres e, incluso, de mujeres poco mujeres, se destaca que en los primeros su inserción social es más traumática porque lógicamente constituyen una agresión más directa al modelo social masculino que predomina.

Antes y después de Fresa y Chocolate

Los homosexuales tuvieron algunos inconvenientes:

1. El fenómeno poco estudiado de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), desde Noviembre de 1965 hasta finales de 1968, y la recogida de gran cantidad de homosexuales que fueron forzados a trabajar en difíciles condiciones.

2. El proceso de la llamada parametración que siguió al Primer Congreso de Educación y Cultura de 1971. Esta consistía en el análisis de las personas que no cumplían los parámetros establecidos por las resoluciones de este Congreso, cuyo resultado frecuente era la separación o traslado a otro puesto de trabajo o cargo con dentro o fuera del organismo.

3. Se aprobó la Ley 1267, publicada en la Gaceta Oficial el 12 de Mayo de 1974, que adicionaba al artículo 2 de la Ley 1166 de 23 de Septiembre de 1964 el inciso j) sobre homosexualismo ostensible y otras conductas socialmente reprobables que proyectándose públicamente incidan nocivamente en la educación, la conciencia y sentimientos públicos y en especial en la niñez y la juventud por parte de quienes desarrollan actividades culturales o artístico- recreativas desde centros de exhibición o difusión.

Esta consideración es de especial importancia si se consideran los criterios del pedagogo alemán Kart R. Bach, quien describe que, los homosexuales parecen tener con más frecuencia inclinaciones e intereses estéticos y culturales muy marcados, los cuales no solo repercuten en su vida personal, sino en la elección de la actividad laboral.

4. Otras prácticas discriminatorias que sin ningún fundamento legal se escudan, a veces, en regulaciones internas de de organismos sobre cuestiones morales y comportamientos públicos que conllevaron a que muchos homosexuales no fueran aceptados en algunas carreras universitarias o expulsadas de ellas; que se les impidiera el ingreso al Partido Comunista de Cuba o a la Unión de Jóvenes Comunistas, e incluso, cuando se probaba en ellos su orientación sexual eran expulsados de estas organizaciones.

Las situaciones descritas pertenecen a un pasado que no debe olvidarse, sobre todo para evitar que se replique en el aquí y en el ahora. La tolerancia hacia los homosexuales parece haber mejorado en la última década, sobre todo a partir del estreno en 1993 del filme Fresa y Chocolate, que coincidió con el debate por la prensa norteamericana sobre el derecho de los homosexuales a entrar en el ejército y de las parejas lesbianas a adoptar hijos; también apareció en la prensa internacional una nueva hipótesis genética sobre el origen de la homosexualidad masculina y en Cuba se publicaron cuentos y se estrenaron puestas teatrales relacionadas con el tema.

Algunas conclusiones del estudio realizado por un equipo de investigaciones sociales en 1993, fueron:

1. Aunque la actitud en relación con la homosexualidad ha cambiado en los últimos años, aún se conservan prejuicios y posiciones discriminatorias a nivel social. La comunidad homosexual sigue siendo un sector marginal de la sociedad, agravado por la ausencia de un reflejo de esta problemática en los medios de comunicación.

2. Es sintomático que mientras los homosexuales encuestados consideran la importancia del tratamiento recibido por parte de las instituciones, organismos u organizaciones políticas y sociales, el 50% de la población supuestamente no homosexual entrevistada está del todo ajena a los conflictos derivados de esta relación.



Homosexualidad masculina y ancianidad

En un hogar de ancianos del municipio Guantánamo se realizó un estudio en el año 2002 y se constató que aproximadamente el 3% de sus ancianos y ancianas tenía orientación homosexual. El nivel escolar de los homosexuales entrevistados estaba por debajo de del sexto grado y la edad promedio era de 72 años; predominó la raza blanca y el estado civil soltero; no manifestaban afeminamiento en su conducta. En este Hogar de Ancianos no se encontraron lesbianas. Se realizaron varias entrevistas individuales y grupales que reflejaron los siguientes resultados:

• En general confrontamos más problemas que los otros ancianos que conviven en este hogar causados por nuestra orientación sexual: Sufrimos por las burlas de los paramédicos, somos segregados y no participamos en los juegos de mesa y otros; siempre somos los últimos en las filas para evitar problemas. Una frase que escuchamos frecuentemente, por ejemplo, al abordar el ómnibus, es: No pueden montar porque aquí solo se montan hombres y mujeres.

• Sufrimos por el rechazo, la indiferencia y la burla; también somos agredidos.

• Somos solidarios entre nosotros, aunque en general somos poco comunicativos con el resto de los internos.

• Cuando somos sorprendidos en algo no se nos respeta y se divulga por todos, incluso por el personal de la institución en actos públicos.

• Los paramédicos (las trabajadoras sociales y asistenciales) tienen muy bajo nivel de tolerancia y son quienes permanecen por mas tiempo junto a nosotros por más tiempo, también son quienes más se burlan de nosotros en presencia del público, incluso, en privado.

• No disponemos de privacidad y como si fuera poco somos vigilados constantemente por todos. Solo se dispone de privacidad, cuando se puede, para las parejas heterosexuales.

Si los ancianos heterosexuales sufren múltiples agresiones hacia su sexualidad por parte de de ellos mismos o del grupo en que viven, entonces, cómo será esta situación entre los ancianos homosexuales; la respuesta es obvia, su situación es aún peor porque tienen menos posibilidades de expresar su orientación sexual, sobre todo porque son rechazados hasta por los mismo homosexuales más jóvenes, ya que violan un estereotipo de belleza o de estética gay muy afianzado en su cultura y en su forma de vida.

Si la sexualidad de los ancianos heterosexuales no es aceptada socialmente, mucho menos se acepta la de los ancianos homosexuales. Además, es muy frecuente entre los gays ancianos el debilitamiento del sistema de apoyo familiar (no la constituyeron) lo que ocasiona la soledad en su vejez, el sufrimiento por rechazo social, la falta de apoyo familiar y la carencia de amparo jurídico.

Lesbianismo y ancianidad

Hay muy pocos estudios relativos a la ancianidad de las lesbianas; en la literatura cubana consultada no se encontraron reportes al respecto. Lo poco que se conoce sobre ese tema sugiere que, llegadas a la ancianidad, paradójicamente, las lesbianas tienen las posibilidad de vivir una vida, en algunos aspectos, con una mejor calidad respecto a los gays y algunas mujeres heterosexuales, aunque también indican la existencia de de discriminaciones específicas; como lesbianas comparten con los gays todas las discriminaciones que una sociedad homofóbica ejerce sobre las personas con una orientación sexual distinta a la de la mayoría: la pobreza, la falta de recursos, la invisibilidad, la discriminación en las instituciones, y el heterosexismo dominante, son sufridos por los mas viejos, y de estos, siempre, por los más débiles y vulnerables; es decir, aquellos con una orientación homosexual. Pero más vulnerables que los varones, más débiles son siempre las mujeres que, aun compartiendo con las ancianos gays muchos o todos los problemas mencionados, sufrirán, además, una discriminación añadida su orientación homosexual por el simple hecho de ser mujeres. En su vejez, las lesbianas pueden estar necesitadas de atención sanitaria en mayor medida que los gays. Si durante toda su vida las mujeres tienen que prestar una atención especial a las enfermedades ginecológicas, en la ancianidad esta necesidad es aún mayor. Pero al estar la ginecología relacionada con la vida sexual y reproductiva de las mujeres, es un sector de la medicina que está especialmente afectado por los prejuicios y por el sesgo patriarcal que todavía rige todo lo que se refiere a la sexualidad femenina. Así, unos servicios de salud no preparados para asumir la homosexualidad de sus usuarios pueden causar la desconfianza de estos y provocar tratamientos erróneos o ineficaces, incluso desprotección frente a las enfermedades.

Las lesbianas parecen vivir su vejez en mejores condiciones que los gays y, casi siempre, en mejores condiciones que algunas mujeres heterosexuales a quienes sus matrimonios impidieron crear o conservar fuertes vínculos con otras mujeres. Respecto a los gays, las lesbianas tienen la ventaja de que las mujeres no consideran la juventud ni la belleza física como valores supremos por los cuales regirse en sus relaciones con los demás; las mujeres no están socializadas para reclamar los elementos de belleza física sobre otros valores a la hora de buscar pareja o enamorarse. Esto hace que las mujeres lesbianas puedan enamorarse, encontrar pareja y ser deseadas por otras mujeres hasta edades en las que a los gays les está vedada esa posibilidad. Además, las lesbianas ancianas no se sienten solas tan a menudo y disponen de más recursos sociales que los gays para vivir esos años; las mujeres viven más que los hombres, por lo que las lesbianas pueden vivir con su pareja y con sus amigas de siempre hasta edades muy avanzadas, en las que las mujeres heterosexuales se han quedado viudas y los gays han perdido a su pareja y a sus coetáneos.

Por otra parte, la invisibilidad de las lesbianas, que las acompaña durante toda su vida, puede llegar a convertirse en un factor que permita que dos mujeres vivan juntas en su casa, o que se visiten unas a otras, duerman unas en casa de las otras, o viajen juntas sin excesiva crítica social, en una etapa de la vida en que se es especialmente vulnerable a la presión del entorno.

Otro factor que incide de forma favorable en la calidad de vida de las lesbianas ancianas es que, a lo largo de sus vidas, como el resto de las mujeres en general, han protegido sus vínculos familiares en mayor medida que los gays y en mayor medida también que algunos hombres heterosexuales, por lo que la soledad y el aislamiento los afecta menos.

Consideraciones finales

Según Felipe Pérez Cruz, en Homosexualidad, homosexualismo y ética humanistas,1999: Las determinantes socioculturales de los géneros sexuales y la apreciación de lo normal han actuado históricamente como normas organizadoras de la vida cotidiana y han llegado a concebirse como lo natural, lo dado, lo que es así… con pocas probabilidades de cambio.

Sin lugar a dudas, para los homosexuales hombres y mujeres, llegar a la vejez significa una cambio solo en el sentido de un agravamiento en la estigmatización social que han padecido desde su juventud ya que su derecho está contenido en la parte invisible de la Letra, porque, como minoría aún ni se les nombra, ajenos al espíritu de igualdad que se proclama en todas partes, encubiertos por la hipocresía de los sistemas sociopolíticos y religiosos.

La acción pedagógica resulta imprescindible (F. Pérez Cruz). Debe planificarse y realizarse, tanto a nivel de la sociedad, como a nivel de determinados grupos y de forma individual. Debe comprender acciones directas e indirectas. Sus medios pueden ser psicológicos, jurídicos, institucionales, de comunicación y otros. De todos ellos la educación sexual es el método más poderoso.

La homosexualidad en Cuba debe ser estudiada profundizando en la búsqueda de antecedentes históricos y su proyección actual; de forma diferenciada, destacando las particularidades de la homosexualidad masculina y de la femenina en general y en la ancianidad en particular.

Está claro que los pensamientos martianos “El culto a la dignidad plena del hombre” y “Con todos y para el bien de todos”, implican respeto y tolerancia.


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